Poema de los Elementos: Agua

Es un nuevo sábado en la noche platense, y de nuevo aquí estoy. El primer sábado del año en que estoy en la Plata, y ya que estoy acá, voy a seguir subiendo estos poemas. Notarán en el próximo un leve (muy leve) progreso. Hay poemas que salteé, y que no voy a postear (tres poemas para ser exactos), que son más bien personales y mencionan un nombre que no voy a hacer público. Por eso, ahora salto a esto, el primer vestigio de mi primer libro: el agua.
¿No se pusieron a pensar alguna vez en el agua? Tan... serena a la vista en un lago, o un río o en el mar, allá a lo lejos. Tan supuestamente inofensiva, pero tan traidora y fría, tan profunda. Una de las tantas causas principales de nuestra vida, pero que se ha llevado muchas otras.
Sí, así es el agua... tan azul:

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Sagrada Fragilidad

Nosotros no la respetamos
Aunque, a fin de cuentas, va a ser nuestra perdición.
Fría, frágil, traicionera, vital. Así es el agua.
El toque final de nuestra destrucción.

Y ya está empezando a cantar,
Cantar la victoria y el comienzo de su andar.
Que las gotas y los granizos caigan como flechas,
Que los tsunamis prevalezcan.
Si es que no la tomamos en serio,
Que ciudades se vayan cuando los ríos crezcan.

Hay que valorar su fragilidad al romperse contra el piso,
Sus traiciones con los torbellinos en el río,
Su dolorosa frialdad, navajas por el cuerpo,
Su hermoso canto, tranquilizante como ninguno,
El trato que tenemos con ella, nuestra vitalidad
Y su atroz fuerza, la que derribó ciudades enteras.

De ningún modo debemos hacerla enojar
O podremos contar nuestros últimos respiros.
El agua, la que al final va a inundar.
Nos va a terminar, nos va a matar,
Pero no sin antes ayudarnos a vivir.

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Volví... y soy millones.

¡Saludos!